Santa Pola 1990
El tiempo, más bien el paso de él, es un continuo, cómo el campo, cómo el territorio físico. Es nuestra mente quien pone unas lineas al tiempo -cómo los imperios trazan las fronteras políticas al territorio físico - que delimitan, pasados los años, las épocas de nuestra vida. La frontera entre la infancia y la adolescencia está marcada en mi recuerdo por el veraneo de 1990. Aquel año fuimos de vacaciones a Santa Pola con mis tíos y mis primos. Sin saberlo, era la última vez que iba de vacaciones con mis padres, ya que poco después se separarían. Durante la primera quincena de agosto -recuerdo bien que durante aquellos días la televisión habló de la invasión de Kuwait por Sadam Husein- disfrutamos de las vacaciones de un españolito normal: apartamento, playa, paseo, chiringuito... Únicamente dos sucesos que, afortunadamente quedaron en anécdota, fueron los que hicieron distintas esas vacaciones. La primera fue la visita a la isla de Nueva Tabarca, obligada para todo visitante de Sa...