Concierto para Europa 2011
Quedaban pocos minutos para que diera comienzo el tradicional Concierto para Europa de la Filarmónica de Berlín de todos los primeros de mayo desde 1991, este año en Madrid, en el Real, con el patio de butacas lleno de famosos – y casposos – y de corazones melómanos que latían presintiendo que iban a escuchar un concierto irrepetible para los aficionados.
Y apareció sir Simon Rattle… Sí, el mismísimo titular de la Filarmónica de Berlín que rápidamente agradeció los aplausos de entrada y sin demora, batuta en mano, hizo que sonaran las primeras notas de la tópica España de Chabrier. Perfectas la jota y la malagueña, nacidas de la inspiración de un francés, la batuta de un inglés de Manchester y una orquesta alemana…
Después, a Rattle lo acompañó Cañizares, guitarra en mano, dispuesto a sustituir a Paco de Lucía, en la empresa de tocar como solista junto ¡a la Filarmónica de Berlín! el Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo. Solista correcto, que en la ejecución del concierto supo reivindicar sus hondas raíces flamencas. Orquesta y director le acompañaron haciendo que la música de Rodrigo fuera tan suya como nuestra; más que nunca se apreció la universalidad de la Música: notas que lejos de ser extrañas para un inglés y una orquesta alemana, hacían que brotaran de sus instrumentos con una naturaleza y propiedad única. Tremendo el corno inglés de Dominik Wollenweber en el bellísimo y universal solo del segundo movimiento.
Y en la segunda parte, la Segunda de Rachmaninov. Brutal… No sé qué decir, porque me quedaría corto: un discurso perfecto, una batuta fresca, inteligente y capaz de conducir a una orquesta potente, apabullante, terriblemente expresiva, en una ejecución que trasciende de cualquier calificativo que podamos darle a la sinfonía, tal como post-romántica… Genial todo – no querría destacar nada, pero arrebatador Wenzel Fuchs tocando el clarinete –.Directa al alma, o al corazón, o qué sé yo, a la emoción. Fue entonces cuando confirmé que a los conciertos hay que venir a emocionarse: sin complejos intelectuales… Aplausos, bravos, en el Real de público tradicionalmente frío – si no canta Plácido –. Pero es que esta vez era ¡la Filarmónica de Berlín!
El concierto de mi vida…
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