Casa de las Bóvedas

Nuestra "Casa de las bóvedas" está situada al norte de la provincia de Córdoba, en el término municpal de El Viso, a unos 5 kms. al sureste de la entrada del río Zújar al embalse de la Serena, en el "pico" que hace coincidir los límites de Andalucía, Castilla la Mancha y Extremadura. Para llegar a ella salimos en coche de Belalcázar por la A-422 dirección norte (hacia Cabeza del Buey), pasados unos 4 kms tomamos el desvío a la derecha por la CO-9403 hacia la estación de Belalcázar. Son unos 17 kms. por una carretera de firme bastante irregular y alguna curva peligrosa que al principio discurre por unas tierras baldías y pizarrosas pero que a poco que alcanzamos el curso del río Guadamatilla -interesante ver los restos del puente volado en la Guerra Civil- se va tornando más fértil y agradable con unas preciosas vistas en paralelo al río. A los 10 kms. llegamos a la desembocadura del Guadamatilla en el Zújar, en un paisaje ya arrebatadoramente bello, primero divisando en lo alto de un cerro el maravilloso castillo de Madroñiz, y algo más adelante el Zújar surcando un paisaje de jara y eucalipto. Llegamos a la estación de Belalcázar, hoy abandonada, de la línea férrea aún en uso Madrid-Ciudad Real-Badajoz y nos quedamos impresionados de la absoluta soledad del lugar que confiere una misteriosa e inquietante belleza al paisaje.


(derecha: Castillo de Madroñiz)
La carretera CO-9403 termina mientras divisamos el Zújar ya confundido en una cola del embalse de la Serena con un puente cortado que se dirigía a la localidad pacense de Peñalsordo, momento en el que se bifurca y tomamos la opción de la derecha, la carretera CO-8407 en dirección a Santa Eufemia, totalmente abandonada y en un estado absolutamente lamentable ¡¡¡auténticos agujeros en la carretera!!! que ni ya es carretera asfaltada ni camino... Aparcamos el coche.
Andamos unos tres kilómetros y medio por la CO-8407, y salvando un riachuelo por un puentecillo -aún persiste el letrero indicador que nos hace saber que se trata del Río Collado-, pasamos las señales que nos indican que pasamos sobre un oleoducto, y a unos 100 metros tomamos a la izquierda el camino llamado de la Plata, que asciende ligeramente dejando a la derecha unas grandes rocas. Son dos kilómetros en los que a la izquierda dejamos una valla tras la que pastan vacas ¿¿¿bravas??? Procurando no llamar su atención llegamos a un cortijillo abandonado, y sorteando la valla que lo linda tomamos a la derecha el camino llamado de Zarza, que presumiblemente fue calzada romana por las piedras que jalonan el piso y los laterales.
Seguimos ascendiendo ligeramente por el Camino de Zarza y a poco más de un kilómetro, apreciando restos de pequeñas construcciones -que suponemos daban servicio a la casa- cuando el camino vira casi en 180º a la derecha, aparece casi por sorpresa a nuestra izquierda - a unos cien metros- la tremenda mole de la Casa de las Bóvedas.

Accedemos a su interior por una puerta con arco de herradura y sentimos que hasta hace poco debe haber servido como refugio de pastores o como cuadra, y nos sorprenden llamativamente las bóvedas, perfectamente conservadas, de ahí su nombre.... Rodeamos la casa -por su lado este más destruido- y nos sentamos a contemplarla... Nos sorprendemos de cómo ha llegado hasta nuestros días, nos lamentamos temiendo que el olvido que la ha conservado sea el que la pueda destruir, perdida y olvidada en este lugar del mundo, e imaginamos como sería la vida de los Señores de Santa Eufemia, los Mejía, en el descanso de esta casa, cuando eran dueños y señores de estos lugares y más allá.
Miramos hacia el oeste y a lo lejos divisamos la cola del embalse de la Serena, volvemos la vista, una última mirada a la Casa, e iniciamos el descenso sobre nuestros pasos.
Debo la experiencia de este relato a la tenacidad y persistencia senderista de mi suegro, cuñado y mujer.
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