Don Francisco Fernández Hidalgo
A lo largo de mi vida he conocido personas especiales,
personas que aprecio, personas que me producen una profunda indiferencia,
personas que admiro, y otras que admiro, incluso con pasión. Es el caso de don
Francisco, fallecido el pasado día 6 de mayo.
Admiración por mi profesor de Música en el instituto, que me
dio enseñanzas importantes, entre otras, una que considero algo muy importante
en mi vida: el amor por la Música. Y admiración con pasión por el maestro que
portaba valores tales como el respeto y la ayuda a los demás, sentimiento que
nació el día que le conocí, mi primer día de instituto, cuando siendo yo para
él un alumno más de los miles que habría tenido en su carrera, se portó conmigo
como un padre y un amigo.
Ya jubilado, mantuve la relación con él gracias a mi amistad
con su hijo Chiqui, y en más de una ocasión me pidió que dejara de llamarle de
usted y don Francisco, para pasar a tutearle y llamarle Paco, cosa que nunca
hice porque me seguía imponiendo como profesor mío que había sido.
Hoy me permitiré la licencia de tutearle por primera vez,
porque considero que alguien que ha compartido conmigo esos valores de respeto,
ayuda y fraternidad es maestro, pero también amigo.
Descanse en paz, don Francisco. Buen viaje, Paco.
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